Mis comienzos en las miniaturas vienen del año 2.004 y el interés despertado en mí, sobrepasa el mero hecho cultural para adentrarse en una dimensión que desconocía.

Empecé con una casita en kid y a la que sumaron otras tres, junto con dos de coleccionables, unas cuantas escenas y al final todo lo que se pueda llenar, desde una caja, un baúl y hasta una jaula de pájaros, todo vale con un poco de imaginación, en esta actividad no hay lugar para la impaciencia ni para el materialismo. El trabajo creativo aún se sigue pagando más con satisfacción que con dinero.
            Con este hobby he aprendido de estilo de muebles, para que cada ambiente pertenezca a una época y lugar determinado, he construido desde un lujoso palacio francés, hasta una mugrienta y envejecida cabaña de madera y la copia exacta de la biblioteca de viaje del Papa Luna que actualmente está viajando en una exposición itinerante que organiza la periodista y miniaturista Susana López del Toro y que se titula "La Literatura Imaginada" que está teniendo un gran éxito, pero lo que más me gusta son las escenas más vanguardistas que definen más mi propio estilo, y las copias exactas de habitaciones o casas que existen en la realidad como una habitación del Palacio de Liria para la Duquesa de Alba.

            Este es un hobby casi perjudicial para la salud, a causa de las noches en vela jugando a las casitas, también puede dañas el bolsillo, por eso el remedio contra ese mal es la creatividad y el reciclaje de todo lo que se pueda y el tuneado de muebles que con unas manitas de barniz o pinturas dibujos y dorados, pueden llegar a parecer piezas de coleccionistas.

            Quiero que todas mis obras estén perfectamente ambientadas en las actividades cotidianas y que reflejan las costumbres, la cultura las emociones y también la personalidad y la paciencia de su autora. No existen otros límites que los impuestos por la imaginación la habilidad y la paciencia.